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AC ARUA PP A ES a a a DONA NS a = a A IA e ai Da ARE TRES 278 LAS DIVERSIONES MUNDANAS ciso escarnecer los misterios más sublimes de la fe, ridiculizar al sacerdote, motejar la piedad, falsear la historia, burlarse del matrimonio, amontonar, en fin, calumnias y falsedades sobre los institutos religiosos. Todo argumento parece bueno con tal que la obra alcance popularidad y rinda pin- giles beneficios á sus autores. Y no creáis que exageramos, nos quedamos cortos en lo que pudiera decirse de la inmoralidad del teatro mo- derno. Y para que nadie nos tache de pesimistas, que- remos aducir aquí el testimonio, la opinión nada sospechosa de un novelista y dramaturgo francés contemporáneo, tristemente célebre por sus erro- res y por haber merecido casi todas sus obras la condenación de la Iglesia (1). Este escritor, en un discurso pronunciado en la Academia francesa, dice lo siguiente sobre el estado actual del teatro: «En todas partes se ha hecho de moda presentar á la escena, como objetos de interés y simpatías, á mujeres caídas, encenagadas en el vicio, á quie- nes, no obstante, la pasión purifica y rehabilita. En otros tiempos presentábase la pasión en el teatro, pero humillada y arrepentida; hoy nos la muestran glorificada en todos sus excesos. Enton- ces propendía, á lo más, excusarse; hoy, erguida la frente, desafía la vergilenza pública con inso- lencia. Hoy tócale á la honestidad bajar los ojos confundida, hoy se coloca sobre un pedestal á (1) Alejandro Dumas, hijo, año 1875.

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