BCCPAM000526-2-19000000000000

272 LAS DIVERSIONES MUNDANAS alegrías que llegan hasta el fondo del alma y llenan todas sus misteriosas cavidades, y no esas locas satisfacciones que sólo sirven para aturdir y ale- targar los sentidos y marear la cabeza; procure el hombre, en una palabra, que todas sus diversiones sean verdaderamente morales, dignas de la noble- za del fin para que ha sido creado, y desde luego, no sólo se las autoriza la Religión, sino que se las bendice también para que en ellas pueda merecer, ofreciéndolas á Dios, gracia en esta vida y gloria en el cielo. Por donde se puede fácilmente deducir que no es lo malo el divertirse, sino el divertirse de mala manera, en cosas que son pecado ó que inducen á él, divertirse sin moderación alguna, entregán- dose á las diversiones como si ellas fueran nuestro último fin y no tan sólo un medio prudente con que reparar y reponer las gastadas fuerzas. No es malo el comer ciertamente; pero comer lo que no se debe ó comer más de lo que se debe, alimentarse con substancias venenosas, entregarse á la crápula é intemperancia, antes perjudica que aprovecha, más bien enerva las fuerzas que las robustece, más pronto acorta la vida que la prolonga. Esto mismo puede decirse de las diversiones. No es malo el divertirse; pero divertirse en cosas inmo- rales, es nutrir el espíritu con manjares venenosos, es prostituir la inteligencia y el corazón, es abrir las puertas á todos los desarreglos de la voluntad. Esto, muy lejos de aprovechar y servir para el fin que en sí tienen las diversiones, al contrario, per-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz