BCCPAM000526-2-19000000000000
238 PROFESIÓN de la T. O. no se deben pronunciar estas pala- bras: prometo observar los Mandamientos de Dios, sea anatema.» El terciario en efecto sabe que en ley de lealtad y gratitud ha contraído el compromiso de observar la vida prescrita por la O. T. y que si bien puede faltar á esto sin culpa, pero no sin nota de infidelidad y mala corres- pondencia. Por lo cual la profesión del terciario es digna de toda consideración y respeto y debe hacerse con fe viva y afectuosa devoción como quien se consagra á Dios, y le ofrece vivir de una manera más ajustada á las máximas del santo Evangelio. Por eso los buenos terciarios, íntima- mente penetrados de la importancia y santidad de la profesión, se preparan á ella como para un acto trascendental que forma época en la vida del individuo, arreglando las cosas de su conciencia y purificando su alma con una confesión general, como quien se propone dejar para siempre la vida pasada con todos sus defectos y miserias, y emprender otra enteramente nueva, de fervor, de sólida piedad, abundante en buenas obras y virtudes cristianas. A infundir en el ánimo de los terciarios este alto concepto y respetuoso miramiento del acto de su profesión se encaminan las devotas y signi- ficativas ceremonias que la Iglesia tiene estable- cidas para este caso, ceremonias que juzgo muy oportuno recordar en esta ocasión, ya porque ellas reflejan admirablemente el espíritu y los sen-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz