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CONFERENCIA DÉCIMACUARTA 227 que en él se den instrucciones, si los novicios no asisten á ellas? ¿Para qué aprovecha el Maestro y el Director si la vigilancia de aquél y el celo de éste se estrellan contra la apatía y negligencia de los novicios? Lo principal, pues, para que el noviciado surta los efectos que se ha propuesto la Iglesia al pres- cribirlo, es la cooperación de parte de los novicios. Ante todo deben éstos concederle la importancia que él tiene, estar persuadidos de los provechos que puede reportarles en orden á su vocación de terciarios y con esta persuasión vestir el hábito de la O. T., y comenzar el noviciado, con sentimien- tos de fe y de piedad, deseosos de aprovechar el tiempo de aquel año para instruirse en las cosas de su Orden y prepararse debidamente al acto de la profesión. La vocación á la O. T. no es, ni con mucho, tan trascendental como la del sacerdocio ó la del estado religioso; por lo que mientras para estos estados se requiere inspiración divina, llamamiento de Dios muy marcado y premeditación sosegada antes de abrazarlos, para aquélla basta el deseo sincero de querer seguir el consejo y dulcísima amonestación con que Jesucristo llama á todos á su perfeccionamiento, diciendo: «Sed perfectos como lo es vuestro Padre celestial.» (1) Por lo mismo, para decidirse á formar parte de la O. “T. no se requiere meditarlo tanto como para otros (1) Matth., V, 48. a AA A E Í É ¡ k l i a HA A A A A A A A A e O RGETEA GAFA AAA
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