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224 NOVICIADO ENE cuidan la educación de los novicios, como si no tuvieran que desempeñar para con ellos ningún cargo. Esto es realmente menospreciar la Regla de la T. O. en un punto capital, es tener en poco la determinación de la Iglesia que tan expresa- mente ha impuesto la ley del noviciado, es cimen- tar de mala manera la T. O. y esterilizar su be- néfica acción en el mundo, es preparar una raza de terciarios sin espíritu franciscano, incapaces de corresponder á su santa vocación, es, en resu- men, defraudar las esperanzas de reforma social que la Iglesia se prometía de la difusión de esta benemérita obra de San Francisco. Tenemos por cosa indubitable que la causa del poco entusiasmo que algunos terciarios sienten por su Orden, el menosprecio práctico que hacen de ella y la negligencia en cumplir sus estatutos, es el ningún conocimiento que tienen de su exce- lencia, de sus méritos y gracias espirituales, todo lo cual procede, como de raíz, de no observarse debidamente la ley del año de noviciado, de no darse á los novicios durante ese tiempo la instruc- ción conveniente para que sepan al tiempo de profesar lo que es la V. O. T., según la mente de la Iglesia y los propósitos de San Francisco al establecerla. ¿Cómo se quiere que los terciarios sean aman- tes de su Orden si apenas saben lo que es, si casi no han oído hablar de sus glorias, de sus felices resultados en favor de la moralización de los pue- blos, si desconocen los santos que han brillado en

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