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8 ORIGEN DE LA Y. 0. T. nado por la avaricia, desde que oyó predicar al Santo sobre la caducidad de los bienes terrenales, se hallaba enteramente trocado, edificando á los que hasta entonces había escandalizado: ejercía la caridad con los pobres, dándoles albergue en su propia casa; visitaba á los enfermos, y tomaba parte muy activa en toda suerte de obras de mise- ricordia. Acompañábale en estos laudables ejerci- cios su esposa, llamada Bona-Donna, á quien Luquesio inspiró sus piadosos sentimientos. Ha- biendo, pues, el Santo Patriarca ido á Poggi- Bongi, pueblo en donde á la sazón moraban estos ejemplares esposos, al entrar en su casa les dijo: «Me habéis encargado que os trazara una norma de vida cristiana adaptada á vuestra condición, y para satisfacer vuestros deseos y los de otros muchos que solicitan esto mismo, el Señor me ha inspirado el pensamiento de instituir una Tercera Orden en la que podrán entrar los casados y servir á Dios de un modo más perfecto, y nada me parece más á propósito para satisfacer vuestros deseos de perfección, sino que forméis parte de ella.» Alegrá- ronse en extremo ambos esposos al oir semejante proposición y la aceptaron con profundo recono- cimiento. San Francisco les impuso una túnica de paño gris y les ciñó de un cordón con varios nudos, cosas que habían de ser en adelante el hábito de todos los que perteneciesen al nuevo instituto. Con esto quedó definitivamente consti- tuída la Tercera Orden de Penitencia, que tan abundantes frutos ha cosechado en el campo de la

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