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CONFERENCIA UNDÉCIMA 171 tuosa, sino que ha producido ópimos frutos y dado magníficos resultados. Las almas de buena volun- tad han gozado abundantemente de una paz que supera á todo sentido; los buenos cristianos, con la mortificación de sus apetitos, han sido para la familia y para la sociedad mensajeros de paz y enemigos jurados de las disensiones y las discor- dias, y la reunión de todos ellos ha constituído instituciones saludables, en las que reina la verda- dera fraternidad hija del Evangelio. La V. O. T. es sin disputa una de las que mejor ha condensado en su Regla las doctrinas pacificadoras de Jesucristo. San Francisco la creó como un medio poderoso y eficaz de acabar con las guerras civiles y las divisiones que afligían y desolaban los pueblos de la Edad Media. Ella logró confundir en una sola familia á los pobres y á los ricos, á los nobles y á los plebeyos, dando á todos una denominación común, la de hermanos de Penitencia. Siendo este el espíritu de la O. T., á nadie extrañará que prescriba la Regla de la misma, que los que hayan de ser admitidos sean amantes de la concordia, atendiendo por esta acertada disposición á la paz y unión de los terciarios, lo cual fácilmente podría alterarse si se admitieran en la Orden personas de carácter díscolo y pendenciero. De este amor á la unión y concordia de que ha de estar animado todo terciario de San Francisco, me propongo tratar en esta conferencia.—Ave María.
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