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CONFERENCIA NOVENA 149 para efectuar lo que ahora se nos antoja irrealiza- ble. Pero bien sabéis lo que ocurre en esto: hay quien so pretexto de ocupación omite, por ejem- plo, el Santo Rosario, que se tarda un cuarto de hora en rezarlo, y en cambio, veréis que malgasta horas de tiempo en el casino ó en la plaza, en plá- ticas inútiles, cuando no perniciosas; hallaréis quien diga, no tener lugar para examinar su con- ciencia, prepararse para recibir los Sacramentos, rezar los Padre Nuestros prescriptos por la Regla, etcétera, y por otra parte, lo tiene sobrado para en- tregarse al juego y á las diversiones de su gusto. ¿No es esto verdaderamente lamentable? ¡Oh, si lo que hacemos por el mundo, por satisfacer nues- tros caprichos y contentar á los hombres lo hicié- ramos por nuestro buen Dios, no hay uno sólo de nosotros que al presente no hubiera conseguido ya heroica santidad! Tengamos, pues, en cuenta, que esto que me- nospreciamos, es lo que más nos importa; que los intereses terrenos y las cosas perecederas, en pos de las cuales corremos desalados, son engañosas vanidades, fruslerías indignas de la nobleza de nuestro corazón; que nuestra existencia sobre la tierra no es más que un plazo otorgado por la Divina Providencia, para allegar méritos que han de trocarse en gloria cuando arribemos á la patria feliz de los bienaventurados. Por lo tanto, atendamos á la doctrina del Após- tol que dice: (1) «Mientras tenemos tiempo obre- (1) Galat., VI, 8,10.