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CONFERENCIA SEPTIMA 111 otros innumerables provechos reportó la V. O. T. en sus principios á la Iglesia y á la sociedad, y otro tanto ha realizado en tiempos posteriores donde quiera ha funcionado con la debida organización, y su espíritu ha sido bien entendido y mejor prac- ticado por los terciarios. ¿Por qué razón en la época actual no había de dar idénticos resultados y producir los mismos bienes? La O. T. de San Francisco, aunque modi- ficada notablemente por León XIII en lo que se refiere á los rezos y penitencias, persevera la misma en su espíritu, y de consiguiente, siempre dispuesta á inculcar en sus hijos las máximas del Evangelio, y comunicarles aquel excelente espíritu con que ella santificó tantas almas en medio del tráfago del mundo. ¿Qué motivo hay, pues, para recelar que resul- te estéril é ineficaz su acción en los tiempos mo- dernos? A mi juicio, uno solamente: que los ter- ciarios de hoy no comprendan el espíritu de su Orden, ó no se cuiden de amoldar á él sus costum- bres. Seguramente, con esto que suceda serán muy escasos y menguados los frutos que produzca la O. T., porque; no me cansaré de repetirlo: sólo su espíritu, llevado por los terciarios á la vida social y doméstica y traducido en obras y palabras, es capaz de hacer de ella un instrumento poderoso de regeneración y un medio seguro para encauzar las costumbres de los pueblos por las corrientes del Evangelio. Pensar que la O. T. ha de conseguir los nobi-