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CONFERENCIA SÉPTIMA 103 que ha de animar las acciones de un terciario franciscano. Cuanto hasta aquí llevamos dicho de la V. O. T., se refiere principalmente á su parte histórica, á su origen, á su' desarrollo, á su glorioso apostolado, á todo aquello, en suma, que afecta á lo exterior, digámoslo así, de la misma. Tiempo es ya de que nos ocupemos de su bondad intrínseca, de su carácter especial, de su espíritu, en una palabra. De cuanto provecho y utilidad haya de ser para los terciarios el conocimiento de estas cosas, á nadie en realidad se oculta, puesto que sin entender bien cuál sea el espíritu de la O. T., es imposible obrar conforme á él, y no obrando según á ese espíritu, se podrá ser terciario de sólo nombre y en apariencia; pero no de verdad, que es lo que importa y únicamente aprovecha. Pues para que aprendáis, hermanos terciarios, lo que tanto Os interesa y que jamás se pueda decir de vosotros lo que Jesucristo dijo en cierta ocasión á sus discípulos: Vescitis cujus spiritus estís (0), no sabéis á qué espíritu pertenecéis, me propon- go hablaros largamente del espíritu de vuestra Orden, para que él sea el alma de vuestra vida de terciarios, el regulador de vuestras acciones y el espejo de vuestra conducta pública y privada. De este asunto tan interesante trataré en esta conferencia, exponiendo á vuestra consideración primero, cuál es el verdadero espíritu de la O. T.; (1) Luc,, IX, 45

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