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96 GRACIAS Y PRIVILEGIOS DE LA Y. O. T. muy santas, saludables y dignas de todo respeto y veneración. ¿Bastará lo dicho, carísimos terciarios, para confirmaros en vuestra vocación? El cúmulo de riquezas espirituales, el conjunto de gracias y favores que atesora la V. O. T., los cuales bre- vemente hemos expuesto en esta conferencia, ¿será suficiente á haceros formar un concepto muy alto de esa dichosa institución de San Fran- cisco? Tantos bienes que, tan á poca costa, pueden alcanzarse, ¿no despertará la codicia de los cris- tianos á formar parte de esta milicia seráfica, pro- fesando la Regla de la T. O.? Por si no bastara lo dicho á conseguir mi propósito, quiero hacer mención de otro fruto regaladísimo que ofrece este hermoso y fecundo árbol seráfico á todos los que se cobijan á su benéfica sombra, y es la par- ticipación de todas las buenas obras que se prac- tican en la primera y segunda Orden de San Fran- cisco (1). Quizá, hermanos terciarios, no os habéis fijado jamás lo bastante en lo que encierra este singularísimo privilegio anejo á vuestra condición de hijos de la gran familia Franciscana, no obs- tante ser, en mi concepto, lo más notable que trae consigo la profesión de terciario. Extended vuestra mirada por el dilatado y fer- tilísimo campo de la Orden Minorítica. Recorred las inmensas llanuras que ocupa la numerosa fami- (1) Esta gracia fué confirmada por el actual Pontífice Pío X el 5 de Mayo de 1909.
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