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CONFERENCIA SEXTA 91 espirituales que Dios ha querido encerrar en la humilde y pobrecita O. T. del humilde y pobre San Francisco. Baste decir que el terciario apenas da un paso en su vida espiritual que no esté remunerado con alguna indulgencia; todos sus ejercicios y casi todas sus obras relacionadas con la T. O., están enriquecidas con gracias é indulgencias. Su in- greso en la Orden, su profesión, la renovación de la misma, sus reuniones mensuales, cuantas veces se retira por ocho días á hacer ejercicios espiri- tuales, las fiestas principales de la Iglesia y de la Orden Seráfica, en sus visitas á los enfermos, en el artículo de la muerte, rezando la corona fran- ciscana... en estas y otras muchas ocasiones, gana el terciario indulgencias plenarias ó parciales, según la obra que practica. Puede sin exagera- ción afirmarse que un terciario fervoroso y dili- gente podría lucrar innumerables indulgencias ple- narias cada día. ¡Qué! ¿Os admira? ¿créeis que tengo preten- siones de agrandar el cuadro de las gracias é in- dulgencias otorgadas á la V. O. T.? Nada de eso: no pretendo atribuir á la O. T. cosa que realmente no le pertenezca. Para convenceros de la veraci- dad de mi aserto, fijaos en una notabilísima indul- gencia que el terciario puede ganar toties quoties, todas cuantas veces rezare seis veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria. ¿Sabéis las gra- cias que puede ganar con un acto tan sencillo de piedad? Pues todas las indulgencias plenarias y