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37 y dado en manjar para fortalecer al Beato en su austera_peniten- cia, continuandola hasta su muerte. Ademas, el cielo le envio una ocasion de demostrar cuan bien se aprovechaba de los llamamientos de la divina ‘gracia. Apresado por los corsarios el bujue que le conducia de Palermo a Mesina, fué hecho prisionero y reducido 4 la esclavitud mas dura y cruel, no solo por la condicién ruda y aspera de su dueno, sino por los falsos testimonios de una impidica y vil esclava, favorita de su amo, que al verse despreciada en sus desho. nestas pretensiones por Fr. Bernardo, no cesé de calumniarle hasta conseguir su encarcelamiento, Dieciséis meses después recobré la libertad por medio del rescate, y vuelto a Sicilia, se desquité por multiples actos de acendrada piedad y. devocién y frecuentes Comu- niones, del tiempo que se habia visto privado de tales consuelos. Sin duda que su amor a la Virgen santisima le ayudaba en todas sus cosas y le inspiraba ese olvido de si mismo y ese carifio intensisimo hacia el prdjimo. En Castelnuovo se declaré la peste y también Fr. Bernardo pidié permiso para ir en auxilio de los atacados, en compafia de seis Capuchinos que se trasladaban. alli para instalarse en los lugares de mayor peligro, cual centinelas avanzados para acudir prontamente a las necesidades espirituales y corporales. Los Hospitales, las casas particulares, todos los sitios donde se sabia de algtin enfermo eran visitados por el celoso en fermero; quien, no pudiendo resistir 4 la fatiga, fué presa del mal con tanta violencia, que pronto conocido él mismo que su fin taba proximo. Recibié el santisimo Viatico y la santa Uncion con gran fervor y humildad, y habiéndole contestado el sacerdote que le asistia que eran las tres, cuando pregunté qué hora era, beso con ternura un Crucifijo que tenia en Jas menos, y expird. Era el 12 de Enero de 1667. Aunque ocurrido su fallecimiento en época tan azarosa, su entierro fué imponentisimo por el numero de los asis- tentes y porque los mas nobles caballeros de Sicilia quisieron lle varle en hombros hasta el lugar del sepelio. kl Arzobispo de Palermo, en vista de que €l pobre y raido habito que habia usado Fr. Bernardo de Corleén era tenido en tanto aprecio, que todos deseaban poseer algun pedacito como re- liquia, noticioso de las herdicas virtudes y penitencias del difunto, enterado de que su sepulcro era visitado con suma devocién y que con frecuencia se obraban milagros por su intercesién valiosa, abridé una informacion preliminar para instruir cl proceso que fué llevado con diligencia tal, que el Papa Clemente XIII pudo declarar Beato a Fr. Bernardo de Corledn en 15 de Mayo de 1768. AM
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