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oT SOT ETM eso Seo ss “Repent treet rere Scaler Bat Chae 2 RR eee eect tmsiniinl tac aries See = een ramen seman 244 frailes Menores la beatificacién del Venerable Doctor Sutil, que debia conferirsele el titulo de Doctor de la Inmaculada, (1) Jestis y Maria, los des polos sobre que gira el catolicismo entero, no han hallado en otro doctor bases, ni mas solidas ni mds universa- les, donde sertar el gran mundo de sus grandezas inenarrables En favor de Jestis nos dejé escrita el Doctor Sutil esta sentencia, digna solamente del Verbo hecho hombre: «/ucommendando Christum, malo excedere quam deficere a laude sibi debita, si propter ignorun- tiam cportet in alterutrum incidere: Encomiando a Jesus, mejor qui. siera excederme que quitarle las alabanzas que le son debidas, si por ignorancia hubiera de incurrir en alguno de los extremos.» En cuanto a Maria, nos dejé esta otra, que ella sola basta para inmortalizar 4 un tedlogo: «Si auctoritati Ecclesie, vel auctoritati Scripture non repugnet, videtur probabile, quod excellentius est, atti béuere Marie: Débese, como cosa mas conforme, atribuir 4 la San- tisina Virgen todo lo mds excelente, mientras no se halle en opo sicidn con la Sagrada Escritura ni con la autoridad de la Iglesia.» Este mismo principio le sirvid para formular aquel incontrastable y decisivo silogismo: Protutt, decuit, ergo fecit. silogismo que tri- turé 4 todos los adversarios de la tesis franciscana, y que nos en sefa 4 argiiir de posse ad factum, en las gracias, prerrogativas y excelencias de Jestis y de Maria. Considerando la corta vida de Escoto y su continua labor de predicacién y cdtedra, asombra el nimero y calidad de obras que dejé. Llegaron 4 atribuirsele hasta cuatrocientos tratados; en reali- dad escribid menos de setenta y seis libros, que constituyen verda dera enciclopedia y puede servir por si cada uno de ellos para inmor- talizar 4 su autor y contarle entre los que han tenido la dicha de escribir libros eternos. Escoto dejaba una biblioteca, cuando su muerte privé 4 la Orden de Menores del magno Doctor, del Maes tro incomparable, que no solo la ilustraba con su inteligencia po derosa, sino que la edificaba también bajo un sayal llevado ejem- plarmente, 4 pesar de los constantes triunfos y singulares victorias que le hicieron el mas universal entre los labios y mas insigne de todos los doctores. Nuestro objeto, en estos brevisimos renglones, sdélo ha sido el recuerdo de una fecha, la evocacién de una efeméride que no debe pasar inadvertida 4 ningun sabio. Es, por lo tanto el 8 de Noviem- bre un dia que debe escribirse con caracteres imborrables en la historia de las ciencias, y al que los siglos de ilustracién deben igualmente rendir homenaje y culto imperecederos. (1) La causa de beatificacién del Venerable Escoto esta ya muy adelan- tada, y se espera que pronto veremos en los altares al fnclito adalid de la- Concepcién Inmaculada. FR. QUERUBIN DE CARCAGENTE. Capuchino.

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