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239 Un grito de jubilo fué la expresién de la madre af escuchar la voz de su idolatrado hijo. Se reflejé la emocidén en el rostro de todos, y todos cayeron de rodillas para dar gracias 4 la Reina de los Angeles salud de los enfermos. —No, no puedo—murmuroé René cuando los bafieros intenta- ron dejarle solo para ver si podia mantenerse en pié;—estoy me- jor. pero nd,... no me soltéis Volvieron 4 sumergirle en la piscina después del mediodia, y.... la esperanza del enfermo triunfé. Una sacudida rapida y fuerte puso en movimiento todos los miembros del nifio, que salté re- pentinamente del agua, y corrid por toda la estancia, gritando con la energia de los pulmones mas robustos: —Estoy bueno, dejadme, jViva la Virgen!... zPorqué no gritais conmigo? jVirgen de Lourdes, gracias! ;Yo soy. René; yo te bendigo! A estas expresiones incoherentes, pero nacidas de un corazon agradecido, respondieron los sollozos dulcisimos de la madre y la admiracién y asombro de los reunidos al pie de la piscina. Todos llegaron 4 postrarse a los pies de la Virgen, y ninguno acertaba a levantarse del lugar bendecido por la Reina de los Cielos. La madre y el hijo tenian que regresar 4 Chinén; pero ni la madre ni el hijo podian separar sus ojos de la dulce mirada de la Virgen; besaron mil veces la santa roci, bafdndola con ldgrimas de grati- tud, y otras mil ofrecieron sus corazones 4 la que sabe llenarlos de bendiciones divinas. jCudn grato les hubiera sido permanecer siempre al lado de tan bondadosa y compasiva Madre! sep iad soy, Madre mia!—suspiré René, haciendo un supre- mo esfuerzo por despedirse de la Virgen.—j|No me desampares; acuérdate siempre de tu René: adids; bendita seas! — Madre del hijo que te ofrezco—prometié aquella mujer agra- decida,—cesara mi lengua de bendecirte en la Tierra, cuando cante tus glorias en el Cielo! j;Adios, yo soy tu hija, sé tu mi Madre! Cuando el padre de René pudo dominar la emocién de su alma al verle «sano y robusto» en la casa de donde le vio salir «muerto», dijo grave y solemnemente: —jJuro por quien soy que no cerrard el Gobierno impio e Santuario de Lourdes, sin pasar antes por mi cadaver! J. Roprico, CSS
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