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a 235 ten su vida en un verdadero martirio. Pasa la mayor parte del tiempo en cama, la cual apenas puede abandonar. ‘No se queja, no murmura, y cumple su misidn en el silencio y en el retiro.» —El 8 de Diciembre de 1878, fiesta de la /mmaculada Con- cepcién, fué para Sor Maria Bernarda dia de fausto acontecimiento. Nadie mejor que los hijos de S. Francisco pueden gloriarse de defen- sores y devotos de aquel titulo que explica por si solo todas las grandezas de Maria, y con el ¢ual Ella se hizo conocer 4 Bernardita en la Gruta de Massabielle. Digna era pues de que gozase de los pri- vilegios de hija del Gran Patriarca de Asis; y en efecto aquel dia recibid de manos de un Padre Capuchino el cordén de S. Francisco, , contandose entre los miembros de la Archicofradia de los Cordigeros. Sor Maria Bernarda ya grave por entonces se consideraba dichosa” con el cordén serdfico y en prueba de agradecimiento 4 nuestra Orden, envid su ultima estampa,y ava /nmaculada Concepcion, al ,convento de Capuchinos de Tolosa. El 11 del mismo mes entré en la enfermeria de donde ya no salid mas. Desde aquel dia su vida fue un tormento continuado, su- frido con envidiable paciencia. En la noche del 15 de Abril, vispera de _su fallecimiento, dijo 4 una Hermana que se hallaba junto 4 su cama: «Hermana, tengo miedo ... tengo miedo...» La Hermana procur6é consolarla, y ella respondié: «jHe recibido tantas gracias}; temo no haberme aprovechado bien de ellas.» La bondadosa Her- mana que la asistia la hablé de la bondad del Sefior, de las mu-- chas oraciones que por ella se hacian, y entonces repuso: «Ahora estoy tranquila.» Nada hay mds conmovedor como recordar las fre- cuentes jaculatorias que se la escapaban de sus labios. Tomando el crucifijo en sus manos se derretia en expresiones de amor y devocidén, Poco antes de expirar tomdle en sus manos_ besdé suavemente las cinco llagas del Sefior, é hizo la sefial de la cruz tal como ella sola sabia hacerlo por haberlo visto hacer 4 la misma Madre del Sefior. Luego empezo 4 rezar el Ave Maria y deteniéndvse en ruega por mi, pobre pecadora, repitid tres veces pobre pecadora, y al decir ahora y en la hora de mi muerte, expird poniendo su alma en manos de Aquella que habia prometido hacerla feliz no en esta, sino en la: otra vida. Tate? 30 vhs i innate diana idathaca ti ae

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