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contra la augusta catedra romana, la Fe, que en Occidente se extinyuia, 14 detener en su marcha al Cristianismo que logra al fin purificar la. tie ra. La sangre de los martires rebasa de los titanos Césares las tumbas; siguiendo victoriosa su camino pronto la Iylesia, ayer naciente, pasa de las pobres humildes catacumbas al solio triunfador de Constantino. No las legiones del feroz Atila, ni de Arrio y Focio jy tantos! los errores lograron conmoverla. Mas, tranquila, resistié los horrores que barbaros y apdstatas mintieron para cefiir 4 la gloriosa frente de.la Iglesia guirnaldas que tejieron la Verdad y la Fe constantemente. Cuando la vieja Roma al.peso de sus vicics se desploma, surge, entre los escombros del imperio, el rudo feudalismo que en su torpe egoismo a Europa tiene opresa en cautiverio, Mas la Iglesia cristiana enjuga de los siervos los sudores ; templando, siempre humana, de aquella edad de hierro los rigores. Si la soberbia insana de Enrique, de Calvino y de Lutero lanz6 grito altanero de la Iglesia guirnaldas que tejieron por todos los confines de la tierra en las iberas naves se extendia.

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