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229 de la vida religiosa y de la vida serdfica, 4 los sacerdotes seglares y 4 los fieles todos. Sus leyes no imponen obligacién alguna bajo pena de pecado, ni atin venial, fuera de lo que imponen los man damientos divinos.y los preceptos evangélicos; sus ataduras son la- zos. de amor, su fin es ayudar a todos los seglares en el camino de la santificacién en medio de este: mundo corruptor. Sin contar ahora con las alabanzas y aprobaciones que de los Sumos Pontifices ha merecido la Orden Tercera, veamos los elogios que de ella hacen algunos hombres ilustres, | San Antonino de Florencia dice que la Tercera Orden es una de las reparticiones que San Francisco hizo en su Arca, semejante & la de Noé para: la salvacion de los, que en ella se acogiesen para huir del diluvio de los vicios y de la muerte del pecado. Varios romanos Pontifices dicen que los Terceros son varones de Dios. amigos de Dios, soldados de Cristo y nuevos Macabeos. -Mons. de Segur dice que «la Tercera Orden es en la Iglesia lo que la Masoneria en la Revolucién, La revolucién propaga cuan- to puede su orden impia y tenebrosa: tenga, pues, también la Iglesia la alegria de ver su masoneria hermosa y pura _propa- garse por todas partes y reanimar en todo lugar la fé, el celo, la penitencia y la caridad.» El venerable Bernardino de Bustos dice que la Regla Tercera es un vallado para observar los divinos mandamientos. El Beato Vianney, Taumaturgo de nuestro siglo, ilustre Terciario y celebérrimo pdrroco de Ars, decia «La reaparicién de la Tercera Orden de San Francisco y su maravillosa propagacién en nuestras ciudades y aldeas son los medios escogidos por la di- vina Providencia para nuestra resurreccién moral y religiosa.» El cardenal Treio tenia santo orgullo en proclamarse humilde terciario de San Francisco, y admirdndose una persona de su ex- traordinario amor 4 1a Order Tercera; el devoto Cardenal le escri- bid lo siguiente: «El .habito de San Francisco es una verdadera purpura muy propia para realzar la dignidad de los Reyes y de los Cardenales. Si, es verdaderamente una’ purpura tefiida con la sangre de Jesucristo y. con la que salié de las llagas de Francisco. He juntado ptrpura con purpura; la purpura del divino principado con la purpura del cardenalato da doble honra que yo no merecia.» Pio IX se complacia en recordar que él también era terciario, Un dia que sus recursos se habian agotado al dar la unica mo- neda que le quedaba, decia: «El pobre Pio IX no tiene nada mds; pero no por esto se queja, por no olvidar que es Terciario franciscano » En otra ocasién dijo 4 un Provincial de la Orden que le pedia la bendicién apostdlica para los terciarios: «Yo también pertenezco a la Tercera Orden. Hace muchos afios que profesé, pero no lo he olvidado. Bendecid 4 todos los terciarios en mi nombre.» Final- mente, al recibir unas felicitaciones de sus cofrades los Terciarios, en 1871, les respondié con afectuoso Breve, donde entre otras cosas dice asi: «Las felicitaciones én nombre de toda la Orden
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