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ntisnmesioumattinemnaadamameeeet a REPT Seen SSS ae ye er Sererse at ore ger Y un venablo de consuelo Que de su aljaba lanzo, Con ardor mi pecho hirid Obligando a pelear Y con bravura a luchar A mi quieta y débil alma, Que perdio su dulce calma Casi muerta por amar. Sf; yo muero de dulzor; Ni debéis maravillaros De mis asertos. tan raros, Porque con tan fuerte ardor, Enarbolada de amor La lanza de mi querido Tan fuertemente me ha herido, Que siendo cien codos larga, Su punta fina y amarga Mi corazén ha partido. Mas luego mi dulce esposo Menudea dardo y flecha, Y tan frecuentes los echa, Que agonizante y lloroso Tomé un escudo valioso... Pero luego conoci Que defendido no fui, Pues todo me quebranto: jCon tal fuerza dirigid Mil lanzadas sobre mi! Con tal fuerza me lanzaba Su flecha muy abrasada Que derrocé mi morada: Yo ligero me escapaba De morir, como os contaba, Y le dije cuan nocivo Se portaba sin motivo. Grité con voz poderosa, Mas El con bala amorosa Dejome muy mas transido. Estas balas que mi Amado Me lanzaba enamoradas, Piedras eran emplomadas’ Que mil libras han pesado; Las cuales me habia echado En numero tan crecido, Que aunque con ansia he querido, Jamas las pude contar; 226 Y tan bién las sabe echar Que nunca lance ha perdido. Y nunca el blanco perdia, Porque muy bien asestaba Los tiros que me lanzaba Su certera punteria; Y tan fuertemente heria Mi cuerpo muy fatigado, Que en tierra fué derribado Quedandose sin sentido, Cual un hombre entorpecido Que de existir ha dejado. Cual quien deja de existir No por la temida muerte, Sino por el ansia fuerte De quien goza sin sentir, Después torné 4 revivir, Y vuelto dentro de mi Aquella legion segui Que me sirviera de guia Para subir otro dia Al cielo, donde me vi. Y cuando me recobré, Con Cristo emprendi la guerra, Y por sus campos y tierra Luego que mi cuerpo armé Muy alegre cabalgué; | Y encontrandome con El Con poderoso cordel Le sujeté con presteza, Consintiendo su nobleza Tomase venganza de El. Después que mi corazé6n Con El se habia batido, Hizo con El complacido, Las paces sin condici6n; Pues sabia con razén Que nunca fué para mal De Cristo el amor leal: Y ahora a su amante entregado Comprende ser lo pasado Un consuelo celestial. En una hoguera de amor Me puso mi dulce Amado, De ardiente amor a mi Dios Mi peécho tengo abrasado. SSREISEK-