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——————— SS pai a 216 Aun mas gritos, alli bajo, en la rampa del santuario. Es una mujer que hacia 4 afios que no hablaba. Acaba de recobrar el uso de la palabra, y se sirve de ella en seguida para pronunciar una serie de frases entrecortadas por lagrimas de alegria. Un sacerdote la pregunta’ Examina sus certificados médicos, y, convencido grita en un gran arrebato: «jViva la Virgen!s; «j;Viva la Virgen!» responde la multitud, y se empuja 4 la mujer hacia el despacho de pruebas. Sucesivamente asisto 4 seis escenas semejantes. y sucesivamente noto en las mujeres, asi curadas, la misma expresion de alegria exta- tica, el mismo delirio arrobado, el mismo entusiasmo sobrenatural. Y siempre la armonia cada vez mds conmovedora, cada vez mis potente, cada vez mas suplicante. Ahora estoy delante de los edificios en donde hay instaladas las piscinas, unas para las mujeres, las otras para los hombres. Una reja de forma rectangular impide 4 la muchedumbre acercarse. Sdlo pueden penetrar los enfermos llevados en angarillas 6 arrastrados en coche especiales. He aqui una nueva serie de desgraciados, em- pujados 6 llevados por hombres de andar aristocrdtito y distin. guido. Son los camilleros (4rancardiers) voluntarios, que han venido a centenares de todos los lados de Francia. Me dan 4 conocer 4 algunos: el general Motaz-Destreux, llevando sobre su levita la placa de gran oficial de la Legién de honor; M. de Charette; el coronel de Saint-Remy; M. de Reymond Cahuzac; el almirante Mathiue; el marqués de Laurens; el marqués de Palamini; el general jacgney; el conde de Pins, etc., etc. Los enfermos son levantados y transportados uno a4 uno 4 las piscinas. Durante este tiempo doce sacerdotes estan alli de pie Ante la reja, de cara 4 la muchedumbre, delante de ellos, un sacer- dote mds joven, con los brazos en cruz, profiere en alta voz stiplicas que los otros sacerdotes y los millares de asistentes repiten con gran energia: «;Nuestra Sefiora de Lourdes, curad nuestros enfermos! —jNuestra Sefiora de Lourdes, tened piedad de nosotros!» Y esto sin interrupcién, sin un minuto de espera para tomar aliento. ESPECTACULO ENCANTADOR. Cuando al sacerdote que esta delante se le acaban las fuerzas, da tres pasos atrds, vuelve 4 entrar en la fila de sus compaiieros, y otro sacerdote le sustituye.en seguida. Diez metros 4 la derecha otra mu- chedumbre esta arrodillada delante de la Gruta milagrosa, donde arden millares de cirios. En un ptilpito colocado 4 los piés de la imagen de la Virgen han subido tres sacerdotes jévenes, y, lo mismo que delante de las piscinas, sugieren 4 gritos 4 la muchedumbre otras invocaciones, otras stiplicas que ésta repite con acentos des- garradores. En la misma Gruta los fieles desfilan uno 4 uno, y todos, al pasar, abrazan y besan la roca desnuda, que parece reluciente y como gastada por la multitud de besos recibidos. El dia va termindndose lentamente, la noche desciende al valle; ~

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