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A} AMAS se vid en Lourdes un ntimero tan considerable de fieles llegados con motivo de la peregrinacién nacional anual. Hace tres dias que hay aqui 50,000 personas, que mafiana por la mafiana partirdn. Ninguna intencién tengo de describir 4 Lourdes en todos sus detalles. Esto lo hicieron otros y de una manera definitiva. Todo lo mas intentaré resumir a grandes rasgos lo que vi durante las horas de mi permanencia. , Eran cerca de las cuatro cuando bajé del tren que me habia traido de Cauterets. Cuando salimos de la estacién los tranvias eléctricos nos esperaban. «Por aqui, para la Basilica y la Gruta,» grita un conductor, y rapidamente nos amontonamos. El tranvia se pone en marcha y baja 4 gran velocidad las calles de Lourdes, festoneadas 4 uno y otro lado de una sucesién no interrumpida de paradas, donde se venden medallas, rosarios é imagenes. De stibito, después de haber traspasado el Gave por un puente de un solo arco, oigo como un clamor lejano que va creciendo. El tranvia se detiene delante de una cortina de arboles, detrds de la cual el armonioso clamor sube mas potente. “A pié caminé unos 50 metros, y de repente me encuentro sobre la explanada que esta en frente de la Basilica. Alli una multitud inmensa esta en masa, llenando no solo la explanada, tan grande como la plaza de la Opera, sino que también los caminos de la rampa que llevan a la puerta superior de la iglesia. Las rampas se parecen mucho 4 las de la iglesia de San Vicente de Paul de Paris. Se ordenan en dos curvas gracjosas que rodean la cupula de la iglesia subterrdnea y se reunen en el atrio de la Basilica. No veo mas que cabezas, encima de las cuales flotan centenares de banderas, y no oigo mds que las voces de la multitud, voces formidables que cantan al unisono el Magwificat. Acaban de dar la bendicién con el Santisimo Sacramento, y esta es la hora esperada para las curaciones milagrosas. ast ania kat bec kiell crt kt peecaincpnamentcadinia il Loe dala

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