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205 en Constantinopla, Jerusalén, Babilonia y Egipto, mereciendo ser azotados, encarcelados y perseguidos a imitacién de su Maestro. El ejemplo de estos fervorosos misioneros fué bien pronto imi- tado por San José de Leonisa en Constantinopla, por San Fidel de Sigmaringa y otros intrépidos capuchinos en la Rethia y demas lugares infestados de herejes; por Claudio d‘Abberville, Ivo d‘Eve- reux, Ambrosio de Amiens y Arsenio de Paris, quienes emprendie- ron la grande obra de la civilizacidn de la isla de Maranhao. rio Amazonas, y costa del Brasil, en cuyo trabajo obtuvieron tal nu- mero de conversiones, que, segtin la relacién del P. Ivo d‘Evereux, hubieran pasado de cien mil los cristianos si hubiesen bautizado 4 todos los que lo pedian. Poco tiempo después, los capuchinos de Bretafia enviaron una nueva expedicién al Brasil que cayé prisionera de los holandeses, que llevaron 4 los capuchinos 4 Olinda juntamente con algunos portugueses prisioneros. No permanecieron ociosds nues- tros misioneros en Su cautiverio; dedicaronse 4 la reforma de cos- tumbres pervertidas por los calvinistas y judios protegidos de los holandeses, y tal arte se dieron los misioneros, que lograron refor- mar la ciudad y sublevar al pueblo contra su tirdnico opresor, al que expulsaron del pafs, volviendo sus antiguos dominadores los portugueses. Esta heroica accién les abrié las puertas de todo el Brasil y la real proteccién del monarca portugués, Juan IV, que quiso se extendiesen por todos los puntos principales de aquel vasto im- perio. No sdlo atendieron los misioneros 4 los civilizados, sino que también 4 los negros de la Guinea y 4 los salvajes, pues no obs- tante los peligros de las fieras, animales ponzofiosos y las flechas envenenadas de los indios, penetraron en lo mas recéndito del pais, atravesando bosques, montafias y rios, hasta encontrar 4 una mul- titud de hordas salvajes que vivian lo mismo que las fieras; mu- chos de los misioneros perecieron victimas de estos canibales. Toda esta regidn debe en gran parte su fe 4 los capuchinos, pues si bien es verdad que ya otros la habjan anunciado antes, los holandeses la destruyeron con sus herejias al expulsar de alli 4 los espafioles, pero la llegada de los hijos de Francisco disipé los errores calvi- nistas y las perversas mdximas de los judfos enemigos declarados del nombre cristiano. Todavia continian los capuchinos su aposto- lado en el Brasil, 4 pesar de los gobiernos liberales y masones que se han sucedido durante el imperio y ahora con la republica, No menos importantes fueron los trabajos de los capuchinos ara goneses, castellanos, andaluces y valencianos en el centro y sur de América. Venezuela les debe en gran parte su civilizacién, la reduccion de los indios cimarrones con un sinntimero de poblaciones edificadas por los misioneros, la exploracién del rio Marafion y parte de lo que hoy es Guayana inglesa, sitios evangelizados y catequizados por ellos después de grandisimos sacrificios y amar- guras, y en pago recibieron del gobierno revolucionario persecu- ciones, carceles y la expulsiédn del pafs sin miramiento ninguno a sus trabajos. Pero Dios no olvida los ultrajes hechos 4 sus eae eae

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