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ePetts semenietigelgace ttt tte nina etre TT I a fo . delirante entusiasmo, en devocién ardiente, 4 la amabilisima Reina de los cielos y Madre de los hombres, que en aquella capilla y bajo aquella advocacién, se complace en derramar 4 manos llenas, sin tasa y sin medida; los tesoros de su bondad y el torrente de sus gracias? Hay que ver aquella iglesia y sobre todo en el Novenario so- lemnisimo de Febrero; hay que contemplar aquel nimero siem pre creciente de devotos que se estrujan en las naves,: invaden el coro y las tribunas y se esparraman por lus patios y cercanias del templo; hay que sorprender en aquellos ojos las miradas de tierno reconocimiento que dirigen a la imagen veneranda; hay que leer en aquellos rostros la dulce expresién de la gratitud al postrarse los fieles ante la cstdtua que blanca, ideal, encantadora, se destaca entre macctas de flores, alumbrada por los cirios y los resplandores de los focos eléctricos, como extasiada al oir ias dulcisimas armo- nias que parten del coro y se extienden en cascada de argentinas notas por las naves del templo y se elevan 4 las bévedas y se es capan por los ventanales como sones melodiosos de angélicos con- centos y celestiales serenatas. Alli la poesia, allf la oratoria, alli la musica, alli la pintura y el bordado y las artes todas en varias y espléndidas manifestacio- nes, acuden cual déciles esclavas 4 rendir pleitesia ante el trono de la mds bella entre las hijas de los hombres, de la mds amante de las madres y la mas amable de las soberanas. Y lo que mas que todo eso es digno de mencién, lo que con suela y llena de santa alegria cl espiritu, es ver alli los confesona- rios cercados por los fieles que afanosos acuden 4 lavar sus almas en la piscina de la salud; y contemplar el comulgatorio constante- mente ocupado por miles de devotos, dvidos de recibir el Pan de los fuertes y alimentarse.con el manjar de los angeles. Cada aiio se nota mas la insuficiencia del templo para contener 4 los millares de devotos, y por eso é instados por las stiplicas de los fieles, los PP. Capuchinos han acometido las obras de ensanche de su capilla, sin mds *bienes que su fé ardiente, ni mas tesoros que su devocién y su fervoroso entusiasmo por la Santisima Virgen de Lourdes. Asi y todo, aunque el templo de los Capuchinos llegase 4 ad- quirir las dimensiones de una vastisima Basilica, siempre sera pe quefio recinto para contener las oleadas de fleles que concurren a ofrecer 4 la Reina de los cielos, que ante su trono ha visto ya

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