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91 Dia y noche vive el Corazon de María absorto en es. tos pensamientos, creciendo en ella el amor al que es objeto de todos sus deseos con tan inmensas proporcio- nes, que refluyendo de la plenitud de su alma, habia llenado todos sus sentidos, sin que quedara una sola parte de su cuerpo, que no fuera como fecundada de la sobreabundancia de la gracia divina *. Mas entre tanto. ¿qué asombro no causa el considerar la naturaleza y circunstancias de este amor de María al Redentor futu- ro? Es un amor de benevolencia. que no se ha engen- drado en otro corazon mas que en el de María: porque, por mucho que amemos á Dios, apreciándolo en grado sumo, y deseándole todo el bien posible, como él no ne- cesita de nadie, ningun favor le hacemos con amarlo: y por heróica que sea la amistad que nos une á él. no po- demos hacer mas por nuestro objeto amado, que hacer todas las cosas para su gloria, procurar que sea glorifi- cado de toda criatura, y consumar nuestra caridad há- cia él, dando la vida por su amor. Pero el amor de María es mas intenso que el de todos los ángeles. y de una na- turaleza propia esclusivamente de su Corazon. Sabe que Dios en el exceso de su amoral hombre va á hacerse en nuestra naturaleza pobre y necesitado y desea so- correrlo: sabe que va á derramar lágrimas, Y quisiera en- jugárselas: que va á tener hambre y quisiera alimentar- lo: que ya á verse desnudo y yerto de frio, y suspira por cubrirlo y calentarlo, ¿Qué amor es este tan nuevo? ¡Amar la criatura á su Dios y Criador no solo por sus infinitas perfeccio- nes, sino por procurarle algun bien que le haga falta, por haberse dignado él mismo humillarse á ser indi- atari 4 Ut de plenitudine mentis feecundaretur et caro. (Div. Ber- nard., Serm. 5 de diversis,