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85 demos saber el motivo de tanta grandeza, es preciso que, en alas de la fe, subamos al principio de todos los bienes que tienen las criaturas, que no es otro sino la voluntad divina; desde la eternidad tenia Dios un amor infinito al ángel y al hombre, y determinaba comuni- carse á estos dos séres por la gracia y la gloria, siendo su amor la medida de los dones que repartiria á cada uno *, y creciendo el número y la cualidad de estos en conformidad con la mayor comunicacion, que quisiera Dios hacer de sí mismo á sus criaturas. Y como habia decretado comunicarse á María de una manera mucho mas extensa que á todos los ángeles y hombres, de ahí es, que manifestó Dios en su creacion su virtud y su amor infinito, mas que en la de todas las demás cria- turas juntas ?. En el dichosísimo momento de la con- cepcion de María en el seno de su madre, se cumplió el deseo eterno del Espíritu Santo, de unir á sí á la que entre tantos millares de esposas como habia de santifi- car con su amor, era la elegida y predestinada por él, para hacerla su esposa querida y privilegiada *. Cele- bráronse entonces los desposorios entre el Espíritu San- to y el alma de María, dándola por arras de su infinito amor la fe, la esperanza y la caridad, é inundándola toda con un rio caudaloso de gracias con tanta abundan- cia, que pareciera que Dios agotaba en este acto todo 1 Dividens singulis, prout vult. (1.* Cor. cap. 12, v. 11.) 2 Beata virgo prima est inter puras creaturas, in cujus con- ceptione Deus summam ostendit sapientiam: nimirum longe ma- jorem quam ostenderit in creatione cli et terre, ac totius uni- versi: imo omnium angelorum et hominum. (Corn. á Lapid. in Ecclestic. cap. 24, v. 5. 3 A Deo electam et preeelectam totam eam rapturus sibi erat Spiritus Sanctus. (Div. Petr. Damian. Sermon. de Annunciat.)

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