BCCPAM000524-1-33000000000000

711 profetas y justos, teniendo tan claro conocimiento de la santidad divina ultrajada, de la necesidad de un Re- dentor para desagraviarla, y de la gloria que resultaría de todo esto al nombre de Dios, que no dió una respira- cion su Corazon sagrado, sino dirigiendo al Sér divino esta oracion: Ruégote, 6 Señor, que envies al que has de enviar *. Y mas perfecta en el primer momento de su vida, que el patriarca Abraham en lo mas consumado y heróico de la suya, esperó ver aquella ciudad perma- nente, que tiene en Dios sus cimientos, y triunfa glo- riosa en los cielos, despues de haber combatido contra sus enemigos en la tierra ?. No llega el entendimiento angélico á comprender la inmobilidad, con que el Corazon de María se unió con el Verbo divino, que habia de venir á redimirnos; pues fue un solo instante el de su creacion, y el de su santifica- cion y elevacion á Dios por la fe, la esperanza y la cari- dad. Con el conocimiento claro y distinto de cuanto se debe creer, se apoderó de su alma un deseo flagrante y piadoso de la venida del Salvador *,no habiendo espera- do á respirar este aire comun para sentir en su corazon estos ardores; pues aun cuando estaba encerrado en el seno materno, se elevaba hácia Dios con actos libres y meritorios *. Y si al empezar á vivir, fue tan ardiente y fervorosa la esperanza que tuvo María, de ver cumpli- —_—_—_—_———— 1 Exod, cap. 4, v. 13. 2 Flagrans desiderium et piw expectationis affectus erat de Salvatoris adventu in Maria. (Div. Bern. Serm. 2 in Cant.) 3 Expectabat enim fundamenta habentem civitatem, cujus artifex et conditor Deus. (Cap. 10, v. 10.) 4 Licet in utero materno dormiret corpus, anima ejus libero ac meritorio actu tendebat in Deum. (Div. Bern. Sen. tom. 2, serm. 71.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz