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71 madre á las palabras divinas, y haber dado asenso á las diabólicas * ¡Qué incrementos tan admirables no tomó esta vir- tud en el Corazon de María en la larga prueba por don- de pasó, hasta llegar á merecer ser Madre de Dios! Por- que, si bien fue destinada á tan excelsa dignidad por una eleccion gratuita, quiso el Señor que se preparara á ella con una santidad de vida la mas semejante á la de su futuro Hijo, llegando á merecer por su purezay por su fe, que fuera entre todas las criaturas la única que pudiera encerrar en su seno-al Griador *. Ni un solo instante estuvo ocioso en ella el hábito sobrenatural de la fe: y unida á Dios con este vínculo sagrado, no cono- ciendo los impedimentos de la naturaleza humana, y fortalecida incesantemente por los auxilios de la gracia, solo pensaba en Dios y en sus misterios, haciendo ac- tos de fe y caridad tanto mas fervorosos cuanto mas re- petidos *. Si algun mortal hubiera podido observar los afectos de su corazon, habria quedado estático al ver aquella vivacidad y fuerza, con que á cada momento subian al Padre celestial, en cuya naturaleza contem- plaba las bellezas infinitas de sus atributos, creyéndolo amabilísimo en su bondad, adorabilísimo en su santi- dad, glorisísimo 'en su majestad, misericordiosísimo en sus gracias, y justísimo en sus castigos. Y como la ca- _ pacidad del entendimiento de María es inmensa, y la gracia que se necesitaba para llenarla, tenia esta misma 1 Non credidit mulier posse se mori; ideo sumpsit de fructu* (Div. August. lib. 11 de Gen. ad liter., cap. 30.) 2 Beata Virgo meruit ex gratia sibi data ¡llum puritatis et sanctitatis gradum, ut congrue posset esse Mater Dei. (D. Thom. 3 p., quest. 2, art. 11. 3 Beata María á Deo opifice condita, Deo soli operam dabat- (D. Jo. Damasc. Orat. de Nativ. Virg.)

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