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66 pábulo con la contemplacion de las obras de su miseri- cordia, y no permitiendo que haya en él sino oro purí- simo de virginidad, incienso escogido de oracion, y ho- locausto contínuo de profundísima humildad. No se ye en ella otra llama sino la del Espíritu Santo, ni se per- cibe mas fuego que el del amor divino, que ha compe- netrado su Corazon con mas intensidad que el fuego se apodera del acero rosiente *: y por esto es la esposa de Dios, la Madre de Cristo, el templo del Salvador, y el sagrario del Espíritu Santo, su paloma hermosa, el se- lo de la fe, la reparacion de Eva, la entrada de la vida, y la puerta del cielo ?. Al contemplar por tanto esta dicha inefable que cupo al Corazon de María, de ser consagrado en templo animado por la presencia del Verbo divino, hemos de tener presentes dos cosas para nuestro consuelo y pro- vecho: la primera es, que aunque este templo está todo ocupado por la presencia del Hijo de Dios, hay todavía un lugar en él para los que quieran entrar á implorar las misericordias del Altísimo, lo que no hemos de per- der jamás de vista para no desfallecer en presencia de nuestra indignidad; porque María abre el seno de su misericordia á todos los hombres, sin exceptuar ningu- no, para que reciban las gracias que rebosan de ella por la plenitud que le da la presencia del Espíritu Santo ?. —__ 1 Velut ignis ferrum, eam Spiritus Sanctus totam decoxit incanduit, et ignivit. (B. Iidephons., Serm. 1 de Virgin. As- sumption. 2 Est igitur Maria sponsa Domini, Mater Christi, Conditoris templum, Spiritus Sancti sacre arium, signaculum fidei, reparatio Eve, janua coli. (Id., Serm. 4 de Assumption. Virgin. 3 Omnibus misericordie sinum aperit, ut de plenitudine ejus accipiant universi. (D. Bernard. de Verb. Apoc. cap. 12.)
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