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65 Melquisedec *. Mas apenas ha entrado en este sagrado retrete de los misterios divinos, ¡qué portentos tan ad- mirables no se cumplen en él! Entonces el Hijo de Dioy revestido de nuestra carne se humilla ante su Padre, y ofreciéndose á cumplir en todo su voluntad, le presenta el holocausto tan suspirado de todas las generaciones, y con solo este primer acto santifica para siempre á cuantos han de. ser lavados con su sangre preciosa ?. Entonces salió de aquel trono de la misericordia divina aquella yoz suave y consoladora que decia: Ved aquí el tabernáculo de Dios con los hombres y morará con ellos ?. Entonces por fin, fué cuando todos los ángeles, sin ex- ceptuar uno, vinieron llenos de admiracion, y rebosan- do de alegría, y adoraron á su Dios, inclinándose tambien con humildad y reverencia ante aquel templo animado, que encerraba toda la gloria de los cielos *. María es el templo sagrado donde se efectúa la pacificacion de los cielos con la tierra, la reconciliacion de Dios con los hombres, y donde se dan ósculo eterno la justicia y la paz. ¡Con qué ojos tan castos hemos de mirar á este tem- plo divino! ¡Con qué corazon tam puro nos hemos de acercar á contemplar sus bellezas celestiales! El Hijo de Dios es el sacerdote de este santuario; pero el Corazon de María es el altar donde arde sin cesar el fuego del amor divino, dándole ella misma á cada instante nuevo 1 Princeps ipse sedebit in ea, (Ezech., cap. 44, v. 3.) 2 Inqua voluntate sanctificati sumus per oblationem Corpo- poris Jesu—Christi semel. (Hebr. cap. 10, v. 10.) 3 Ecce tabernaculum” Dei cum hominibus; et habitabit cum eis. (Apoc., cap. 21, v. 3.) % Et cum introducit Primogenitum in orbem terre, dicit; et adorent eum omnes Angeli Dei. (Hebr., cap. 1, v. 6. 5

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