BCCPAM000524-1-33000000000000

59 cuando quiso clavar en ella su diente emponzoñador, no encontró camino para acercarse á sus pies, quedan- do estrellado antes de aproximarse *. ¡Qué esfuerzos tan supremos hace este dragon para clavarla su tósigo! Para que caiga sobre ella, siquiera una gota, ó sea atrai- da con fuerza arrastradora, arroja de sus fauces horren= das un verdadero océano de infeccion *: pero en vano, porque sus aguas corruptoras serán absorbidas por la tierra, y empaparán en ellas á todos sus habitantes, en quienes viva la naturaleza del hombre prevaricador, mas no tocarán á la que, siendo el cielo animado, tiene bajo de sus pies la luna. ¡Ah, cuánto debemos alabar á Dios por haber hecho del Corazon de María un cielo mas ámplio y sublime, que el material, para morar en éll * ¡Cuánto debemos agradecerle, que nos haya proporcionado este cielo se reno y suave, con cuya vista renazca en nuestros cora- zones la esperanza y los anime la alegría! ¡Qué fecundo es el rocío que hace caer sobre nosotros! ¡Qué pura la luz que nos baña! ¡Qué activo y benéfico el calor con que nos vivifica! Es María en verdad aquella blanca luz, que se nos deja ver sin herir nuestra débil vista, y nos convida con el amor puro é inocente de su corazon, ayudándonos con la gracia de su Hijo á conservar la es- tola de la inocencia, ó á recuperarla despues de la culpa con la penitencia y el dolor. Es la estrella que nos apa- rece brillante y hermosa en medio de la turbulencia de las pasiones, y nos anuncia la calma, cuando braman al 1 Principatus et potestates fefellisti, immaculata conservata in Dei sponsam. (Div. Damascen., Serm. 1 de Nativit. Virg.) 2 Apoc., cap. 12, v. 15. 3 Ab eo amplior, et excelsior cablis facta est. (Modestus Hic rosolim. Encom. in Deipar.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz