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cion *. Es la pureza de María muy superior á la de los ángeles, y á su lado la hermosura de las flores es fea!- dad; el resplandor de las estrellas, oscuridad: el fuego del sol, hielo: y la misma integridad de los cielos, ruina y disolucion. Son en verdad incomprensibles las grandezas que ha obrado el Hijo de Dios en la santificacion de su Madre: pero si queremos tener la dicha de rastrearlas, hemos de considerar, que aunque María tiene una ascendencia gloriosa en los Patriarcas y reyes, es infinitamente mas noble por el linage de aquel, que con un nuevo modo de generacion se dignó nacer de su purísimo vientre; y que si es ilustre por los títulos heredados de sus nobles as- cendientes, lo es incomparablemente mas por los que le ha dado su Hijo *. Habia de dar ella á Dios el sér hu- mano, para que fuese semejante á ella en su humani- dad, y Dios la hizo tan pura y santa, que pudiese decir- se de ella con toda propiedad, que era una vid frondosa, llevando un fruto correspondiente *, La vid es María: su fruto es Jesus *. Todo esto es incomprensible é inefable: pero no lo es menos el amor con que el mismo Hijo de Dios ha bajado 1. Sola Mater eum ex omni parte imitata est. (Div. Th sa Villan., Concion. 3 de Nativ. Virg. 2 Licet de generosa Patrum stirpe progenita, ab illo tamen trahit excellentissime nobilitatis genus, qui de illa est novo nascendi genere procreatus. (Div. Petr. Damian., Serm. 46 de Na- tiv. Virg.) 3 Vitis frondosa Israel, fructus adequatus est ei. (Ose. cap. 10, Y; A: ; 4 De Matre et Filio dicitur Osew. Vitis frondosa Israel, id est Maria; fructus, id est Christus, adequatus est ei. (Richard. á S. Laur, lib. de Laud. Virg. 4.
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