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43 á su gusto, como la ciudad en que habia de nacer *. Es una pura criatura, que dista infinitamente de Dios: pero, para que sea digna de ser elevada al destino que ha de tener, emplea en ella los rasgos mas delicados de su sa- biduría, los portentos mas sublimes de su poder, y las profusiones mas copiosas de su bondad. Sí, para que María fuese digna Madre del Hijo de Dios, de quien lo separa una distancia infinita, ya que no es posible por su naturaleza de criatura que pueda compararse con aquel, en quien todos los atributos y perfecciones son infinitos, este mismo Hijo de Dios to- ma á su cargo acortar en cierta manera esta despropor- cion que media entre él y su Madre, dándola gracias sobre gracias, privilegios sobre privilegios, dones sobre dones, y prerogativas sobre prerogativas, para suplir por medio de las gracias correspondientes á una dignidad infinita, lo que no puede convenir á la naturaleza cria- da. Así se habian de ejecutar en el seno de María dos portentos incomprensibles, haciéndose hombre el Verbo eterno sin dejar de ser Dios, recibiendo la humanidad sin perder la divinidad, haciéndose humilde sin dejar de ser sublime, mientras que la misma María sin dejar de ser pura criatura, es digna Madre de su Criador, porque él mismo la ha criado, adornado y santificado, para po- der nacer dignamente de ella ?, y para que fuera ella digna de recibirlo en su corazon 3, ¡Con qué delicadeza y primor edifica la Sabiduría in- creada este magnífico alcázar de su gloria, poniendo en 1 Psalm. 86, v. 6. 2 Antequam nasceretur, talem creavit eam, ut ipse digne nasci posset ex ea. (D. Petr. Dam. Ser. de Nat. Virg.) 3 Susceptione Deí singulariter eestimata est digna. (Div. Au- gust., lib. de Ass., cap. 4.

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