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A A TA 254 no solo lo hizo á su imágen, dándole un alma espiritual, sino tambien á su semejanza , infundiéndole la gracia y las virtudes, con las cuales sería un perfecto trasunto de su Criador, si perseveraba con fidelidad en el amor divino. Tal fué la condicion de la existencia del primer hombre; y tal hubiera sido la de todos y cada uno de sus hijos, si él hubiera observado la ley que Dios le im- puso, y Cuyo cumplimiento era la condicion, sin la cual, ni él conservaria los dones recibidos, ni sus hijos tendrian derecho á ser enriquecidos con ellos. ¡Qué ruina tan lamentable fué, por lo tanto, la culpa original para el linaje humano! Ni un solo corazon hu- mano hubo despues de esta caida, que amara á Dios en el acto de ser formado, por darle animacion una alma, esclava de la culpa, hija de-ira, hija de venganza, he- cha, sí, á la imágen de Dios, pero destituida de la gra- cia, que la hacia amiga suya y heredera de sus prome- sas. Pero tenia Dios reservado un corazon en los teso- ros de su amor, que habia de ser inmune de esta ver- gonzosa afrenta y no incurriría en esta desgraciada suerte, porque lo habia elegido para que fuese el san- tuario de su propia morada, y para que lo amase él solo, mas que todos los hombres juntos; y dió al alma. san- ¡a, que daria vida á este corazon, tanta gracia en el pri- mer momento de su existencia, que superó por su ple- nitud á todas Jas que se habian dado y se darian á los santos. Era este Corazon el de la que sería entre todas las almas la única paloma, la única perfecta, y la única escogida para dar la vida temporal, al que con su muer- te destruiria el imperio del pecado. Cumpliéronse en el Corazon de María los designios del Criador, que eludió en ella todas las artes malignas del enemigo, y recibié una gloria en el: primer acto de amor de esta santísima criatura, mucho mayor que

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