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250 mira con la fe los bienes venideros; percibe de lejos la suavidad del convite eterno: gusta las dulzuras del alma en Dios: oye en su interior las voces que lo llaman al cielo, y palpa en la hermosura de las criaturas la belleza infinita del Criador. Quien abusa de los sentidos corpo- rales , no percibirá las delicias celestiales. AFECTOS. Reina de los cielos, delicia de Dios , asombro de los ángeles, alegría de los justos, conjunto de toda belleza. felicidad de los bienaventurados, ¡con que yo te he de ver con mis propios ojos! ¡Yo me he de postrar á tus plantas! ¡Yo he de besar tu mano bienhechora! ¡Yo he de contemplar los dotes de tu Corazon, he de extasiar- me en la consideracion de tus virginales afectos , he de entender cuanto has hecho por mí en el exceso de tu lernura, y he de alabar para siempre al Señor, por ha- berme dado en ti una Madre tan amante de sus hijos! así lo espero, Señora , de la misericordia de tu Hijo: así lo espero de tu intercesion. ¡Ah! Sea para mí la tierra un valle de lágrimas, un lugar de destierro , un país de peregrinacion: sean sus riquezas, estiércol ; sus honras. humo; sus grandezas, vanidad , y sus placeres, objeto de desprecio para mi corazon. Yo no quiero mas tesoro que tu Corazon , mas riqueza que tu afecto, mas honor que tu cariño, ni mas gloria, que una mirada de tus ojos de misericordia; porque estoy cierto de qué, si tú te dignas amarme, y echas hácia mí una mirada compa- siva, tu Hijo me ha de perdonar mis culpas, me ha de dar gracias abundantes, me ha de librar de las garras del leon del abismo, y me ha de dar en el cielo la corona de la gloria , para verte allí, cara á cara, ó dulcísima

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