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237 Corazon maternal, dotado de un amor mas perfecto, que el de todas las otras madres; pues bien podrá suce- der, que alguna de estas eche en olvido al hijo que llevó en sus entrañas; pero María, que tan de cerca participa de las perfecciones del Corazon divino, no se olvidará jamás de los hijos que ha engendrado entre los mas acerbos dolores de su alma *. Un solo sentimiento abriga en su Corazon respecto de los hombres, y es elde su felicidad; llénase de una alegría inefable cada vez que tiene un hijo engendrado en las entrañas de la miseri- cordia divina, como se alegró Sara al oir que Dios la daria uno, en quien se conservase el heredero de las promesas *. Afánase mas que Rebeca por alcanzar para sus hijos las bendiciones, que los enriquezcan y ensal- cen sobre todos ? . Habla con interés al Rey de los cielos, para asegurarles, mejor que Betsabé á Salomon, una :orona inmarcesible y un reino imperecedero *. Presén- tase con valor ante el supremo monarca del mundo, y, rebosando en ternura hácia él y hácia sus hijos, ablanda su ánimo, mejor que lo hiciera la antigua Ester con isuero, para que anule el decreto de proscripcion y perdone á su pueblo *. Y si alguno de sus hijos se aleja de ella, su Corazon anhela por verlo: y para que vuelva cuanto antes al cariño de su alma, lo persigue con sus dulcísimas miradas, y le envia dardos de gracia que le hieran el corazon, y lo conviertan. ¡Ah! Este es el Corazon de nuestra Madre celestial, tan semejante en los sentimientos al de su Hijo, rico en amor y en misericordias y tambien en tesoros de gracia 1 Et si illa oblita fuerit, ego tamen n Mm obliviscar tui. (Isai. cap. 49. v. 15. *- Gen. cap. 18. v. 10. 3 Ibid. cap. 27. v. 6. $ 3. Reg. cap. 1. v. 81. % Esther. cap. 15. y. 9.
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