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232 y blasfemias contra Jesus, todos lo insultan y lo befan, todos lo calumnian y lo escarnecen; pero, María que es mas heróica en buscar la gloria de su Hijo, que crueles sus enemigos en lleyar su odio hasta un extremo incon- cebible, prevalece sobre las palabras infames con sus bendiciones, ahoga los gritos del populacho con sus ala- banzas, y se sobrepone con sus actos de adoracion inte= rior á la misma intensidad de odio infernal, con que los espíritus malos y los impíos detestan al Dios crucifica- do. Es el celo de la gloria divina lo que la tiene al lado de la cruz, y no la apartarán de allí los oprobios de los que insultan á su Hijo; porque vienen todos á parar á su amante Corazon, y allí se aniquilan entre los senti- mientos de amor, de adoracion y respeto, que hay en él, ¡Oh Corazon sagrado de María, verdadero volcan, donde arde aquel celo, que es todo amor, y no produce sino caridad! Colocada la Señora sobre el monte Calva- rio, donde su Hijo agoniza por tres horas, no discrepan en un ápice las operaciones internas desu Corazon , de los sentimientos y afectos que hay en el de su Hijo. Allí está la augusta víctima glorificando á su Padre, y ala- bándolo por sus misericordias: allí está tambien pidien- do perdon, hasta por sus mismos enemigos, y María hace otro tanto. Y, ¿cuán eficaces no son estas oracio- nes de la Madre y del Hijo? Uno de los ladrones se con- vierte *; el Centurion, que estaciona junto al Crucifi- cado, glorifica á Dios, diciendo en alta voz, que aquel hombre que moria, era un justo; y todo el gentío que fuera espectador de tanto portento, se vuelve á sus ca- 1 Tunc convertitur latro, et ex latrone fit martyr: juxta cru- cem pro eo deprecatur. (Div. Petr. Dam. Serm. de Passion.)
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