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231 artesano José *: mas para que todos comprendan que aquel, que aparece tan humilde y manso, que hasta se digna asistir á las bodas de sus amigos, es el que viene á santificarlos, y á manifestarles la gloria del Señor, Ma- ría le suplica que se compadezca de los desgraciados: y satisface él tan completamente los deseos, que al mo- mento accede á sus ruegos , descubriendo su oriundez divina, manifestando su gloria y conquistando á la fe los corazones de sus discípulos ? El Señor por sus altos juicios no ha querido que los Evangelistas hablasen del apostolado admirable de la Madre del Salvador. Sin embargo, la que no pidió á su Hijo que hiciese el primer milagro , sino para que fuese reconocido por Dios *, ¿cuánto no haria para que mu- chas almas abandonasen el camino de perdicion, y vi- niesen á los pies de su Hijo Jesus? ¿A cuántos no con- solaria, mostrándoles que Dios era todo amor y miseri- cordia? ¡Ah! ¿Qué no haria en los dias, en que Jesus andaba buscando á los pecadores, cuando tan heróica- mente buscó su gloria, en los momentos en que estos se conjuraron todos contra su bienhechor? María ha corri- do presurosa á estar junto á su Hijo moribundo, y no es solo la compasion del corazon maternal, lo que la conduce al Calvario, sino tambien el celo de la gloria del Hijo, á quien ve tratado como un facineroso: la pre- sencia de esta Reina de los héroes de la religion es bas- tante, para que Dios sea glorificado mucho mas por su amor y su fe, que no es vilipendiado por los hombres obstinados en su crimen. Todos vomitan imprecaciones í_ Luc. cap. 3. v. 23. 2 Et manifestavit gloriam suam, et crediderunt in eum disci pulí ejus. (Joann. cap. 2. v. 11. 3 Div. Gregor. Magn. ep. 42. lib. 8.

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