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212 DIA XXVII. — Todo como el primer día. MEDITACION. Fortaleza heróica del Corazon de María. Entre las muchas y gloriosas coronas , con que Dios habia de adornar las sienes de su Madre, era una la del martirio, por el cual mereceria ser la Reina de los már- tires, á quienes no solo precedería padeciendo la pri- mera de todos, sino que aventajaría en constancia en los tormentos, y en fortaleza para sufrirlos, tanto cuan- to excede el astro del dia á los demás planetas. Y habria entre sus padecimientos y los de los demas confesores de la fe una diferencia tan grande en el orígen y en el modo , que harian de la Virgen un mártir singular, solo parecido en todo al Rey de los demas héroes santos, que murió en la cima del Calvario. Porque eran los tiranos, quienes darian á los confesores de Cristo los tormentos en que ganaban la palma, mientras á María la vendrian los dolores del mismo Dios; y mien- tras aquellos moririan padeciendo por la fe, esta pasaria una vida de martirio, padeciendo torturas indecibles por la caridad: y cuando los hornos encendidos, devo- rando los cuerpos que precipitaban en ellos los minis- tros de la persecucion, rompiesen los lazos de la mor- talidad, para que las almas heróicas volasen al cielo á ser coronadas, otros ardores y otras llamas de orígen di-
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