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196 tos? Tus labios no se desplegaron jamás, para descubrir las admirables excelencias que te adornaban: una sola palabra tuya hubiera calmado las tempestadas mas fu- riosas , que se levantaron contra tu corazon, y no la di- jiste: una sola frase salida de tu boca hubiera obligado á los que la oyesen, á postrarse á tus plantas, admira- dos de las grandezas divinas que encerrabas en tu alma, y no la pronunciaste. ¡Ah! Esa modestia deseo yo, para no presumir de mí mismo , ni tenerme en nada, ni des- cubrir las obras buenas que haga, para no destruir su valor y mérito por mi locuacidad. Esa modestia te pido, para que en mis acciones, en mi compostura exterior y en todos mis movimientos, quede retratada tu seme- janza, y no desdiga el hijo segun la gracia, de la Madre que lo engendró. Así sea. Oraciones y demás, como el primer dia. DIA XXV. RI Todo como el primer dia. MEDITACION. Devocion del Corazon de María. Como la Sabiduría divina edificó en la Vírgen María una casa , para habitarla ella misma, son tan preciosas las columnas que puso en ella que, aunque al parecer se asemejen á las de otras moradas, donde la misma Sa- biduría ha residido, se advierte que son singulares y

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