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184 Cuán profunda fuese esta humildad, lo reveló Dios mismo, al enviarla su ángel para que la dijese que ha- bia hallado gracia delante de él, y lo declaró ella misma en la turbacion momentánea, que padeció al oir sus ala- banzas: mas, cuánta fuese su mansedumbre, lo demos- traron sus hechos, y lo publicaron los hombres. Y tenia que suceder así, pues la humildad verdadera se ejercita á la vista de Dios, y la mansedumbre se practica ante Dios. y los hombres *. ¡Ah! ¡Qué admirable fué esta en las circunstancias comunes de la vida , y qué heróica en las extraordinarias! Casi treinta años pasó la Virgen María en Nazareth: y aunque en los Evangelios nada se diga de su tenor de vida, se comprende bien cuál fuese este, por el juicio que formaron de su Hijo sus deudos y vecinos, que por todo ese tiempo lo habian observado de cerca. Al oirle hablar con tanta elocuencia y cordura de las cosas pertenecientes á la religion, quedaban estos asombrados, preguntándose unos á otros, si no era aquel jóven el artesano, el hijo de María, y se escandalizaban en él ?, ¿Qué habian visto los hombres en María, para formar un juicio tan desfavorable de su Hijo? Veian que esta Señora cosia , hilaba y hacia las labores ma- nuales, como las mugeres de ínfima condicion; veian que se vestia pobremente, y que en su casa no habia mas utensilios y muebles, que los necesarios, y que eran lo mas pobre que habia: veian que ella misma ¡ba de casa en casa á buscar trabajo para poder mantener á su pobre niño: veían á este mismo, que iba á llevar á las casas el trabajo de su madre, pidiendo la recompen- sa convenida; y quizá no faltó alguna mujer locuaz, so- 1 Per humilitatem homo ordinatur ad Deum, et per mansue- tudinem ad proximum. (Div. Thom, in expos. Psalm. 131.) 2 Nonne hic est faber, filius Mariw? (Marc. cap. 6. v. 3.)

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