BCCPAM000524-1-33000000000000
177 que vaya la sangre saliendo gota á gota, y no pueda de- cirse que vive, pues está muriéndose, ni que muere, pues siempre tiene vida '. ¡Qué sacrificio tan contínuo para el Corazon de María! Aplicaba sus castísimos pe- chos á su Niño tierno para alimentarlo , y apenas podia contener sus lágrimas, acordándose de que un dia debia llegar, en que aquellos labios se habian de aplicar á una esponja empapada en hiel y vinagre: lo fajaba en paña- les , y pensaba en las cuerdas y cadenas: lo llevaba en sus brazos, y veia los de la cruz; veíalo entregado á dul- ce sueño, y lo contemplaba muerto: besaba sus manos y pies, sus hermosas mejillas y su dulcísima boca, y consideraba que el hierro haria horrendos agujeros en las palmas, que la manopla desencajaría el rostro, y que las manos sacríilegas rasgarían los divinos labios ?, Es por tanto el Corazon de la Virgen una víctima de amor , que arde con el mismo fuego que abrasa el de su Hijo, y se inflama mas y mas con la vista de este Hijo, y se verá al fin envuelto entre tantas llamas, que que- daría destruido, si una fuerza sobrenatural no la sos- Luviese. Estando el Corazon de la Virgen sacrificado entera= mente, no es de admirarse tanto el sacrificio mismo, como el espíritu con que lo ofrece. Unense en aquel la sensibilidad propia de la naturaleza racional, la confor- midad con la voluntad divina, y la alegría interior del alma en medio de los trabajos; y apenas podrá decirse, cuál de estas tres afecciones del alma tiene la suprema- 1 Moriebatur vivens, vivebat moriens: nec mori poterat, quia vivens mortua erat. (Div. Bern. de Lament. Virginis. 2 Quoties videbam ejus manus, et pedes, toties animus meus novo dolore absorptus est, quia cogitabam quomodo cru- cifigeretur. (Revel. S. Birgit. lib. 6. c. 7.) 12
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz