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174 no quiero que haya en mí mas sentimiento que el de mi bajeza y mi nada, y el de un amor puro y filial há- cia el Señor, á quien he de amar con todas mis fuerzas, Haz que sea así, ó Madre del amor santo, para que pue- da yo decir sin cesar con el Profeta: O Dios, tú eres el Dios de mi corazon, mi herencia, mi Dios, por los siglos de los siglos *. Oraciones y demás, como el primer dia. DIA XXIT. —— Todo como el primer día. MEDITACION. Espiritu de sacrificio del Corazon de María. Existe entre la predestinacion de Jesucristo y la de su Santísima Madre tal semejanza y conformidad, que parece que no son dos cosas distintas, á pesar de la dis- tancia infinita que los separa ; porque si Jesucristo fué predestinado á ser el nuevo Adan, en quien la natura- leza humana sería no solo perfectísima, sino elevada á la union con la divina, María lo fuera á ser la tierra vírgen, de la cual el Redentor sería formado; y se asi- milan tanto en sus destinos temporales, que el Hijo predestinado á ser Dios y la Madre predestinada á en- gendrarlo, distinguiéndose esencialmente en sus opera- ciones, por ser divinas las del Hijo y puramente huma- 1 Psalm. 12. y. 25.

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