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160 DIA XX. — Todo como el primer dia. MEDITACION. Amor del Corazon de María á su Esposo San José. Uno de los hombres, cuya existencia fué con espe- cial objeto decretada por la sabiduría infinita, y cuya vida es un tejido de glorias para la Divinidad, es el casto y virginal esposo de la Virgen- María: pues lo predestinó el cielo á que fuese el padre de familia, que habia de gobernar la casa que quiso Dios tener entre los hom- bres ; el velo que habia de encubrir al hombre sensual y al príncipe de las tinieblas el gran misterio del amor divino; la nube que ocultaría la gloria de la majestad increada; el trono donde pondría el Altísimo sus plantas con tanta confianza como sobre los querubines; el sos- ten del Hijo de Dios humanado, á quien, por espacio de treinta años, proporcionaría con el sudor de su rostro. sustento y habitacion: y el compañero, el amigo, el protector, el amparo y el consuelo de la Virgen María. su amantísima consorte. Todo es grande y excelso en este justo, por haber entrado en tanta familiaridad con la Divinidad , que puede decirse, que el Padre lo hizo LF AE o ad. eomo su confidente en el asunto de su mayor gloria , el Hijo le confirió sobre sí mismo los derechos de la pater- nidad temporal, y el Espíritu Santo le debió en cierto das rt y eat

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