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154 tina carrera larga y heróica en la tierra, sino los mismos serafines en el cielo. Ya desde-la eternidad estaba pre- destinada y elegida á ser consagrada del todo al Espí- ritu divino, y á ser distinguida con singulares ornamen- tos. que él mismo la pondria *. Y no bien habia empe- zado á venir de la nada á la existencia, la salió al en- cuentro, y la recibió y estrechó en su corazon este Espíritu divino; y en el primer instante de su vida, vió que su corazon era un inmenso volcan de amor, y reco- noció que su seno era el laboratorio, donde él ejecutaría el gran portento de su omnipotencia, formando un cuer- po humano para el Hijo de Dios *. Fué esta la primera impresion de amor hácia el Esposo celestial, que sintió el Corazon de María, y quedó derretida toda en fuerza de este amor, al oir la voz de su amado que la llamaba, correspondiendo instantáneamente á tanta ternura, y diciéndole: Yo soy para mi amado, que se ha dignado mi- rarme; y ya que es tan gratuito el amor, que me tiene, sin haberlo yo merecido, venga mi amado; pues á él solo en la soledad y retiro del mundo le consagraré todos mis afectos, y le daré mi corazon *. Y si en solo este primer acto de amor al Esposo de su alma adquirió María mas intensidad , que todos los ángeles juntos, ¿á qué grado 1 A Deo electam et preeelectam totam eam rapturus sibi erat Spiritus Sanctus, el cowlestibus insigniturus ornamentis. (Div. Petr. Dam. Serm. de Annunt. ) 2 Spiritus Sanctus occurit Virgini- gloriosw. eam recognos— cens lornacem sui amoris, et officinam stupende operationis, in qua et de qua fabrefactum est corpus mundissimum Filio Dei. (Div. Bern. Sen. tom. 3. Serm. 11. 4 2. cap. 3. Y Bgu unen 1160, el ad me conversio ejus. Veni, dilecte mi. egrediamur in agrum..... ibi dabo tibi ubera mea. (Cánt. 7. 10. 11; 39,

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