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ad e rl l l Ii 148 tíal, y María lo escondia y lo acariciaba, dándole su le- che, aplicándolo á su Corazon, y huyendo con Él por las soledades del désierto y por los bosques del Egipto? * To- das estas acciones de la Madre divina eran naturales en ella, como que procedian de un corazon 'maternal; pero hay en ellas una bondad infinita, porque tienen por tér- mino á su Hijo que es infinito, y caracterizan las accio- nes de Madre con una bondad, cual conviene á su natu- raleza divina. Y si tanta era su intensidad, en los pri- meros momentos, en que empezó á ejercer con Dios los oficios de Madre, ¿á qué grado no llegaria en tantos años de vida íntima, que tuvieron los corazones de tal Hijo y tal Madre ? Habría esta muerto de amor mil ve- ces cada dia, si el mismo que se lo infundiera, no hu- biese sostenido su vida con su accion sobrenatural é in- mediata ?, Así como el Corazon de María amaba á su Hijo, no solo movido por la gracia divina, sino en fuerza tam- bien de la imperiosa ley que la naturaleza impone á la madre , fué continuando en los progresos de este amor, no solo en conformidad con las gracias siempre mayo- res, que á cada instante recibia , sino además modelán- dose al curso ordinario que el amor tiene en todas las madres, que ya creciendo con la intimidad y haciéndose tan acendrado, que produce á las veces las acciones mas 1 Obstupuerunt omnes angeli, Cherubim quoque ac Sera- phim..... dum conspicerent eum, quí principio caret, descen- dentem de throno Cherubico, in utero virginis sedere. (Div. Epiphan..Serm. de laudibus Virginis. 2 Crediderim non potuisse ullo modo tam fortes, tam fervidas, tam potentes impressiones sustinere, nisi lle, qui eam talibus spiculis et fulgoribus percellebat , grandi eam miraculo susten— tasset interius. (Div. Thom. á Villan. concion, de Annunt.)

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