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147 mismo Hijo, y le da cuanto ella es, cuanto ella tiene y cuanto ella vale: queria Dios hacerse hijo de Adan, de Abraham y de David, y ser en la naturaleza humana pasible y mortal: y María le da su seno, para que entre en él, su sangre para que sea concebido, y todo su com- puesto, para que sea engendrado. Queria Dios que este nuevo Adan, unido á la naturaleza divina y á la perso- na del Verbo , tuviese con esta naturaleza una comuni- cacion tan íntima , que sin derogar en nada la humana á la divina, sin absorberse la divina á la humana , y sin confundirse sus operaciones respectivas, se pudiese de- cir que Dios es hombre pasible y mortal, y el hombre es Dios eterno , infinito é inmortal, y María toopera á este portento inefable, dando al Hijo de Dios cuanto necesita para ser hombre , y recibiendo este Hijo la na- turaleza humana * en la cual es Dios. ¡Oh sublime é in- comprensible elevacion de María! ¡Qué escenas tan grandes é inefables pasan desde entonces entre Dios y su Madre! María no respira, ni se mueve para sí, sino para Dios. Dios nace en un pobre portal, tiene frio, padece hambre y llora; y María lo faja, lo envuelve en pañales, lo aplica á su virginal pe- cho, sella sus mejillas con ósculos santos , mezcla sus lágrimas con las de Dios y lo consuela , diciéndole con ternura maternal: No llores, Hijo mio de mi Corazon, luz de mis ojos, y vida de mi vida. ¡Ah ángeles santos! ¿Qué digísteis, cuando vísteis esta escena, que os hacia tan felices como la vista de Dios? ¿Qué pensábais cuan- do veíais que un tirano perseguia á vuestro Rey celes- t Filius infinitat bonitatem Matris: omnis enim arbor ex fructu suo cognoscitur: unde si bonitas fructus bonificat arbo- rem, infinitas in fructu infinitam quantum ad hoc ostendit in arbore bonitatem. (B. Albert. Magn. in Marial. cap. 230.) El Ñ ! ii E j 3 ! t ES

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