BCCPAM000524-1-33000000000000
141 incomunicable en engendrar un Hijo igual á sí, que es Dios de Dios y Luz de Luz, y quiere descubrir esta glo- ria á los hombres, mostrándosela reproducida con iden- tidad tan perfecta como admirable en este mismo Hijo, que se hace hombre; y María, cuyo corazon anhela por- qué Dios sea conocido de las criaturas, y honrado y glorificado por sus perfecciones infinitas, concurre á la manifestacion de aquella gloria , franqueando al Padre su seno virginal, para que venga á él su Hijo. Y ¿qué resulta de ahí? Que el Padre Eterno imprime en el Go- razon de María los sentimientos mas delicados. propios solamente de la maternidad divina, para que María ame al Hijo de Dios á semejanza de como lo ama su Eterno Padre. Mayor gloria no puede caber en una mujer, Otra gloria quiere aún tener el Padre Eterno, y es que su Hijo sacrifique la vida que va á recibir de María, y der- rame la sangre que esta le ha de dar, para que su nom- bre sea ensalzado, el demonio quede vencido, el pecado sea borrado, el decreto de proscripcion, y condenacion del hombre criminal sea abolido, y el cielo se abra de nuevo para todo el linaje humano. Para que se cum= plan estos deseos de su voluntad divina, ha querido el Padre explorar los sentimientos del Gorazon de María, enviándole un embajador del cielo, y convidándola á concurrir á esta obra portentosa de la caridad infinita: y tan pronto como ella entiende cuánta gloria resultaria á Dios por la redencion del mundo, descubre que sus deseos no eran otros, sino los del Padre: hágase en má, dice al paraninfo de Dios,.segun tu palabra *. ¡Ah! Si por lo que vemos que acontece entre un pa= dre amoroso y su hija única, á quien ama y de quien es amado, nos elevamos á contemplar la mútua intimidad 1 Luc. cap. 1. v. 38. A | | |
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz