BCCPAM000524-1-33000000000000

DIA XVI. A Todo como el primer dia. MEDITACION. Amor del Corazon de María al Eterno Padre. El amor que Dios tiene al hombre es por su natura- leza incomprensible, como lo son todos los pensamien- tos de su entendimiento, y todos los afectos de su vo- luntad divina. Si queremos investigar el por qué de este amor, nuestro espíritu se anonada; porque no acerta- mos á decir, cómo un sér, que es eterno, necesario, in- mortal, inmenso, omnipotente y feliz por esencia, se digna fijar su afecto en otro, que es esencialmente tran- sitorio, contingente, mortal, limitado, cuitado y mise- rable. Mas, si pasamos á ver hasta dónde ha llegado la extension de este amor, tocamos al instante en un punto infinito; porque por efecto de él nos ha dado á su pro- pio Hijo, queriendo que este, que es eterno é inmortal, viniese al mundo á morir por los hombres. Y este amor es verdaderamente de padre; «porque no parece sino »que este recibió el peligro del hijo moribundo, y se abre- »vó con el dolor de la orfandad, para que no quedase »el hombre sin redencion, como si tuviera en poco sus »cosas propias, con tal que lograra salvar al pecador *.» Sin embargo, no es necesario comprender la naturaleza t. Div. Ambrosius, lib. 2 de Jacob. el vit. beat., cap. 6.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz