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ero Ñ 4 4 l | Wi 4 Ú 1 122 culpa original , de que María fué exenta; y tambien lo es, que María no cometió la mas leve culpa, pues todo esto nos enseña la fe católica *. Pero entre tanto, su co. zon se halló algunas veces en trances escabrosos y di- fíciles; y otras, en lances, en que tuvo que ejercitar las virtudes , y en especial la de la resignacion , con un he- roismo , cuya semejanza buscaremos vanamente en otro, sino en su propio Hijo; porque,si este supera á su Madre en sus obras porque es Dios, María es su perfecto retrato en las virtudes. No hay cosa que mas enamore nuestro espíritu, que la resignacion, con que una alma se humilla bajo la mano poderosa de Dios; y considerando que todo cuanto sucede viene del cielo, recibe con igual alegría y sere- nidad lo próspero y lo adverso , y se conserva humilde, prudente, recatada y conforme , aun cuando ye que sus mismas resoluciones santas son contrariadas, al parecer por el mismo Dios; pues siempre dice con Job, que es- perará en Dios, aunque la quite la vida ?. Pero, cuando tenemos que practicar nosotros mismos, aquello que nos extasiaba al contemplarlo en los otros, tenemos que pasar por pruebas muy duras, y advertimos que una resolucion heróica es muy dificil. Pasó por estas tribu- laciones el Corazon de María y fué tan heróico en su resignacion , qne enamoró al mismo Dios, y lo movió á que la desease poseer como cosa suya ?. Desde que em- 1 Concil. Claramontan. sub Urbano II. Concil. Trid. Sess. 6. Canon 23, 2 Etiam si occiderit me, in ipso sperabo. (Job. cap. 13, y. 15.) 3 Virgo Regía gemmis ornata virtutum, specie sua et pul- chritudine sua, coli civium in se provocavit aspectus, ita ut Regis animum in sui concupiscentiam inclinaret. (Div. Bernar- dus Serm. 2. super Missus est.
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