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109 le desprecia, si se vuelve á ella y le pide su interce- sion *. Y ¿cómo no se mostrará benigna, afable y cariñosa la Madre de Dios hácia los pecadores? La conversion de estos es para el Corazon de María aquella senda del jus- to, resplandeciente como la luz, que va marchando y cre- ciendo hasta que llega al dia perfecto *. Porque el Cora- zon de María habiendo empezado á marchar de virtud en virtud, no cesó de recorrer el camino de la perfec- cion, hasta que, trasladada de fortaleza en fortaleza, vió al Dios de los dioses en Sion ?. Mas aunque tiene en el cielo completos y acabados todos los grados é incremen- tos de virtud, hay un grado de gloria accidental que no será cumplido, hasta que no entre toda la plenitud de las gentes y se salve todo Israel *: entonces su Hijo en- tregará al Padre su reino * que ha conquistado en la na- turaleza humana que tomó de María, y serán completos el triunfo del Hijo y todos los incrementos de gloria de la Madre. Se hallará reunida toda la muchedumbre de escogidos en el cielo, y dirá en aquella hora el Hijo al Padre: Padre, tú me habias enviado al mundo, y desde que subí al cielo, goberné siempre ú estos, y los protejt de los ataques del mundo, del demonio, y de la carne. Tuyos son todos estos, pres están ya aquí. Esta es mi posesion, que tú me diste; este mi trabajo, ganado con mi sudor y mi sangre: este es mi reino y el tuyo, libre ya de todo pe- 1 Tu peccatorem, quantumlibet fotidum, non horres, nec despicis, si ad te suspiraverit, tuumque interventum ponitenti corde flagitaverit. (S. Bern. de Verb. Apoc.) 2 Justorum semita quasi lux splendens procedit, et crescit usque ad perfectum diem. (Prov. cap. 4, v. 18.) 5 Psalm. 83, v. 8. 4 Rom. 11, v. 25. 5 Corinth. 1.*, cap. 15, v. 24. A 0 dr a 10 yu j
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